No sé bien cómo empezar a contar lo que hice una semana atrás. De solo pensarlo me pongo colorada. Me da vergüenza. No me reconozco en la situación. No puedo creer haber llegado tan lejos. Tuve que esperar una semana para procesarlo. No pude hablar antes. Quise olvidarme. Pero ahora, martes cinco de enero, siendo las cuatro de la mañana, me desperté pensando en el asunto, y me dije: "Lo escupo en el blog, espero palabras de aliento, me preparo para las burlas. Lo supero". Aquí estoy.
Cuando era chica mamá me decía, siempre: "No te metas en asuntos ajenos". Y yo siempre le hice caso. Nunca me involucré. Jamás emití una opinión si no se me pedía una. Tampoco hice preguntas que pudieran resultar incómodas. O, al menos, eso intenté. Porque ya expliqué en el post anterior que cuando estoy contenta me boludizo. Y la boludez me lleva a convertirme en un ser espantoso. La boludez me empuja a un precipicio. Y yo me dejo caer. No intento siquiera aletear los brazos para suavizar la caída, para planear y caer de pie. No. Yo me dejo caer y termino destrozada, con fracturas múltiples.
Iba caminando por la vereda de mi casa. Estaba contenta porque tenía una cita. Venía de la fiambrería. Estaba disfrutando mis últimos días en Belgrano City. Delante mio caminaba un muchacho treintañero. Llevaba puesta una remera blanca. En la manga izquierda, a la altura del hombro, un bicho. Negro y asqueroso. Grandote. Feo. Feísimo. Horrible. Repugnante. Me puse nerviosa. No sabía qué hacer: por un lado retumbaban en mi cabeza las palabras de mi santa madre, pero por el otro no podía dejar de pensar que si estuviera en la situación de portadora de bicho agradecería infinitamente que alguien me avisara. Entonces me revelé. Me olvidé, una vez mas, de las palabras de mi madre, e hice lo que me dictó el corazón. Me acerqué dando algunos pasitos rápidos y cortitos al muchacho, y sin pensarlo mas de un segundo, alcé mi mano derecha, y le di una palmada a su hombro. Una palmada seca. Pero el bicho no se movió. Porque no era un bicho: era la etiqueta de la remera. O sea: le di un "tate quieto" a un desconocido, sin ningún motivo válido. El muchacho se dio vuelta rápido, consternado, posiblemente muerto del susto. Y se encontró conmigo: una boludona con la bolsa de la fiambrería en una mano, y un ataque de risa feroz, que intentaba explicarle en vano el por qué del tate quieto. Hilé algunas palabras, formé alguna que otra oración, le di un poco de coherencia al discurso, hasta que el muchacho se empezó a reir conmigo. Le pedí perdón, le dije "fue sin querer perdón perdón perdón" y me fui, al super, pensando que sí, si me pasa de nuevo, se cae de maduro que voy a hacer lo mismo. Porque a Ramera boluda, no se le escapa una.
Cuando era chica mamá me decía, siempre: "No te metas en asuntos ajenos". Y yo siempre le hice caso. Nunca me involucré. Jamás emití una opinión si no se me pedía una. Tampoco hice preguntas que pudieran resultar incómodas. O, al menos, eso intenté. Porque ya expliqué en el post anterior que cuando estoy contenta me boludizo. Y la boludez me lleva a convertirme en un ser espantoso. La boludez me empuja a un precipicio. Y yo me dejo caer. No intento siquiera aletear los brazos para suavizar la caída, para planear y caer de pie. No. Yo me dejo caer y termino destrozada, con fracturas múltiples.
Iba caminando por la vereda de mi casa. Estaba contenta porque tenía una cita. Venía de la fiambrería. Estaba disfrutando mis últimos días en Belgrano City. Delante mio caminaba un muchacho treintañero. Llevaba puesta una remera blanca. En la manga izquierda, a la altura del hombro, un bicho. Negro y asqueroso. Grandote. Feo. Feísimo. Horrible. Repugnante. Me puse nerviosa. No sabía qué hacer: por un lado retumbaban en mi cabeza las palabras de mi santa madre, pero por el otro no podía dejar de pensar que si estuviera en la situación de portadora de bicho agradecería infinitamente que alguien me avisara. Entonces me revelé. Me olvidé, una vez mas, de las palabras de mi madre, e hice lo que me dictó el corazón. Me acerqué dando algunos pasitos rápidos y cortitos al muchacho, y sin pensarlo mas de un segundo, alcé mi mano derecha, y le di una palmada a su hombro. Una palmada seca. Pero el bicho no se movió. Porque no era un bicho: era la etiqueta de la remera. O sea: le di un "tate quieto" a un desconocido, sin ningún motivo válido. El muchacho se dio vuelta rápido, consternado, posiblemente muerto del susto. Y se encontró conmigo: una boludona con la bolsa de la fiambrería en una mano, y un ataque de risa feroz, que intentaba explicarle en vano el por qué del tate quieto. Hilé algunas palabras, formé alguna que otra oración, le di un poco de coherencia al discurso, hasta que el muchacho se empezó a reir conmigo. Le pedí perdón, le dije "fue sin querer perdón perdón perdón" y me fui, al super, pensando que sí, si me pasa de nuevo, se cae de maduro que voy a hacer lo mismo. Porque a Ramera boluda, no se le escapa una.
33 comentarios:
En principio, por los prólogos, me asustás MAL, M.
Pero después me termino aflojando a carcajada limpia.
Hiciste bien, mirá si te pescan y te ponen el sellito RESPONSABLE...
No me pareció tan grave. Es algo q' le puede suceder a cualq'. Por lo menos has tenido un momento de risa sencilla y pura.
No me pareció tan grave. Es algo q' le puede suceder a cualq'. Por lo menos has tenido un momento de risa sencilla y pura.
Perdón por la repetición. Blogger anda como el tujes...
JAjajaja
Che, no es para tanto. Los consejos de mama ramera son un tanto extremos...
Es más, fijate que tu inconciente hace de las suyas! "Jamás -omití- una opinión si no se me pedía una"
Besotes!
D
Bueh, una vez en la secundaria, le arreglé el guardapolvo arrugado a una chica que era amiga mía...o eso creía! Resultó ser cualquier otra chica, que me miró como diciendo "Qué me acomodás el cuello?!"
Yo te absuelvo, ramera.
Si el tipo terminó riéndose, ha valido la pena. Hacen falta miles de rameras que nos hagan reir. Gracias!
JAJAJAJAJAJAJ
MUY GRACIOSO
MILY ;)
La introducción hacía pensar algo mucho más grave. La próxima vez fijate bien y, en todo caso, en lugar de pegarle, avisale el tipo para que se lo saque él mismo el bicho...
Pero ¿en qué terminó la historia del departamento que estabas alquilando y luego no anduvo porque le enviaste un mail desubicado al dueño? ¿Arreglaste el problema o tuviste que buscar otro departamento?
jajajajaa ¡muy muy bueno!
Las cosas que te pasan cuando te sientes feliz, son de lo mejor.
Saludos.
Ja! muy divertido,
Menos mal que no era un bicho... mirá si le vas a reventar un cucarachón contra la remera! Eso es más grave.
Hiciste bien en pegarle al supuesto bicho... y mejor en contarlo!
El tipo llegó a la casa y lo posteó en el blog :)
Y no le sacaste el te pepina?
Che y si la etiqueta la hubiera tenido en el culo?
Cuanto te quieres...........
jajaaj!!! que buena las tonterias son de humanos!
Quiero una remera, un belgrano y tutate quieto...Pero lo quiero ya.
Sumo.
"tate quieto" jajajajajajaja.
Sos tan graciosa, nena!!!
No le convidaste con un sambuche? jeje
Besos, M!
Yo me asuste, pensé que era una de esas cucarachas que se hacen llamar lunares...
Ja! Nada grave, en absoluto! ¿El chico te dijo algo? Porque es la escena ideal para comenzar un quéseyo. Si no, tal vez le hiciste un "tate quieto" al hombro de un caracol gigante, lento, lento.
jajaja te pasa por metiche....
feliz año nena...
claudio: puede que sea un chiquitín exagerada.
artus: no es tan grave, claro que no!
desencontrada: mamá ramera ES un extremo en sí mismo. mi inconciente es tremendo!!
natalia: pero yo, en un punto, insisto: a mi me gustaría que me ayudaran si me ven con algo así. una vez le avisé a una señora que tenía el cierre del pantalón bajo, y se ofendió!!
viejex: su absolución me devuelve a la vida
mily: gracias!!
alejandroooo: me extraña. el altercado con mi locador lo solucioné, porque soy una grosa
jugodemaracuya: pero ando metiendo la pata todo el tiempo!!
anonimo: gracias
leo: igual consideremos que yo quería espantar al bicho, y no matarlo. mirá si voy a matar un bicho con la mano!!
mateconduraznos: yo quería ayudarlo. y ya
ene delaa: seguro!!
pela: pepina? te? ramera no comprender. en cuanto a lo del culo, ahí seguro que no me metía
antonio: what?
liz: todos ustedes se ríen y la pasan bien, pero a mi el recuerdo me sigue atormentando
bbsampler: a veces siento que te manejás en otra sintonía!! cómo que querés un belgrano??? jajajaj
mariana: niloca. el fiambre era mio mio mio.
alelé: no había pensado en eso. si era un lunar quedaba muchísimo peor!
lau: el pibe no valía la pena para un quéseyo. pero es re esccena de comedia romántica.
iluso: metiche, eso. feliz año!
FELIZ AÑO A TODOS CHICOS!
jajajajajajajaaj!!!!
buenisimooooooo
sos grossa, sabelo.
Mariana tiene razón, el único error fue no invitarlo a comer un sanguchito.
Lito.
Creo que en 2 minutos salgo a buscar remeras con bichos estampados.
Ok. Después te quejas del ocote. Después te quejas del ocote.
Yo te avisé.
Gracias por el feli´ año! =)
sos lo más!
y que? tambien le hablas al espejo pensando que es tu hermana gemela que vive en el otro departamento, mogolica de mierda?
onirica: gracias!
lito: con e fiambre NO SE JODE!
gato: usted quiere que yo ande pegándole a la gente??
mariana: yo me quejo de todo y después hago estas cosas. soy horrible
conz: viste?
anónimo: sí, obvio que hablo con mi hermana gemela del espejo. qué? está mal? no es lo que hacen todos??
besos!!
Espectacular. Simplemente espectacular. Puedo sentirme tranquila caminando por la calle sabiendo que hay gente como vos velando por el bien común. Sos como una batichica anti-bicho!
nomas que esta vuelta el bicho se salvó, pero ya va a ver!
Sos un "pato criollo"!!!!
juajuajua!!!!
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