Llegás a tu casa, del trabajo, cansada, y te ponés a hacer lo que mejor te sale: morsear frente a la computadora, mientras escuchás alguna música pedorra y tomás mates con bizcochitos. Mientras lo hacés, empezás a notar una molestia en tu cuerpo, y descubrís, con mucha pena, que la molestia se va si te desabrochás el pantalón. El pantalón, ese que te quedaba holgadito, el que usás cuando estás al límite de tu peso normal, ese que usás el domingo para ir a la casa de tus padres a comer como un cerdo, ese mismo pantalón, ahora te aprieta. Lo desabrochás y seguís en la tuya, casi te olvidás del tema, hasta que una voz, pongámosle que es tu super yo, la voz de tu conciencia, te dice: "Hija de puta, levantate y salí a hacer algo que los años no vienen solos, eh. Un día te vas a levantar y vas a tener el culo por las rodillas, en tu panza se va a formar la imagen de Buda, no seas boluda, levantate y salí a correr. ¡YA!" Y te asustás. Y te levantás.
Desempolvás el shortcito de correr, y chequeás que no esté apolillado, te ponés una remera viejita, y rogás que las zapatillas todavía te entren. Una vez que estás lista, te mirás en el espejo, y el solo hecho de haberte levantado, cambiado y atado el pelo, te da la sensación de que sos una deportista de la concha de la lora. Y que podés correrte una maratón ahora, ya, en este momento, decime dónde es la largada.
Salís, tranquila, y vas caminando al parque, porque "Los músculos tienen que calentar de a poco". Vas acelerando, sentís el aire llegando a tus pulmones, sentís los músculos poniéndose en movimiento, sentís un ruidito en la rodilla y decís "No es nada, no es nada, me falta un poquito de aceite nomás". Y seguís, canchera, hasta llegar al parque. Pensás en seguir caminando un poco mas, ver si hay mucha gente y mirar un ratito a los patos. Ves una chica, de tu edad, con una bolsa de plástico alrededor de la cintura, también caminando. "Al menos no estoy sola", pensás, y empezás a trotar, despacito, tranquila, porque sabés que dejaste de correr hace mucho tiempo y los músculos podrían estar atrofiados.
Corrés dos minutos por reloj, y sentís que en cualquier momento vas a tener que parar a vomitar los pulmones, las piernas te tiemblan un poco y tenés la boca reseca. Entonces ahí, cuando estás a punto de rendirte porque "esto no es para mi", lo ves: un viejo de sesenta, impecable, pasa por al lado tuyo, corriendo con un ritmo maravilloso, sus piernas se mueven a la perfección, no está colorado, ni transpirado, ni parece estar desarmándose en mil pedazos como vos, que corriste esos dos minutos de mierda y necesitás un pulmotor. Lo mirás y le decís con los ojos: "Ah, viejo de mierda, conmigo no, eh. ¡CONMIGO NO!"
Encontraste un objetivo. Sabés que ese es el conejito que deberías perseguir si fueras un perro de carrera. Respirás, profundo, hacés una cuenta regresiva mental, y te echás un pique. Lo único que tenés que hacer en este momento en concentrarte, pasar al viejo de mierda, derrotarlo, pisarlo como a una cucaracha. Y, claro, lo pasás. Y apenas lo pasás lo mirás de reojo como diciéndole "tomá, viejo choto" y en tu cabecita empieza a sonar la música de "Carrozas de fuego", y escuchás los aplausos, y rompés la cinta imaginaria que te declara ganadora, y te ves batiendo un champagne y abriéndolo, empapando de felicidad a todos esos que te miran y te adoran. Y estás tan pelotudizada con tu peliculita, que no te percatás de lo que tenés delante. Estás ciega, no lo ves, no lo presentís, no nada. Lo único que te importa en este momento es tu triunfo, entonces seguís, y cuando mirás al piso, cuando tu pie derecho ya está en el aire, recién ahí, ves el barro. Y lo pisás. Y te resbalás. Y te caés de culo. La gente te mira, algunos se rien, uno se acerca y te pregunta si estás bien y vos le decís "Sí, obvio, estoy bárbara". Te levantás, tenés embarradas las piernas, tenés que escupir los pulmones, estás toda colorada, te picaron varios mosquitos. Y la gente sigue riendo. Entonces te alejás, muerta de la vergüenza, te escondés un poco, te sentás en un banco, y decís, en voz alta: "Impulsos de mierda y la re putísima madre que los parió. En mi vida voy a volver a hacerles caso".
Y después nada... te quedás un rato ahí, criticando mentalmente a los viejos que andan en tetas, a las chicas que se ponen una bolsa en la cintura, a los señores que usan calcita, a los que están colorados y necesitan una ambulancia urgente, inventás historias de amor entre los patos que mirás, le sonreís a un perro, y te parás, volvés a tu casa, en el camino pensás qué vas a cenar, y cuando llegás, abrís el blog, y te ponés a escribir.
Desempolvás el shortcito de correr, y chequeás que no esté apolillado, te ponés una remera viejita, y rogás que las zapatillas todavía te entren. Una vez que estás lista, te mirás en el espejo, y el solo hecho de haberte levantado, cambiado y atado el pelo, te da la sensación de que sos una deportista de la concha de la lora. Y que podés correrte una maratón ahora, ya, en este momento, decime dónde es la largada.
Salís, tranquila, y vas caminando al parque, porque "Los músculos tienen que calentar de a poco". Vas acelerando, sentís el aire llegando a tus pulmones, sentís los músculos poniéndose en movimiento, sentís un ruidito en la rodilla y decís "No es nada, no es nada, me falta un poquito de aceite nomás". Y seguís, canchera, hasta llegar al parque. Pensás en seguir caminando un poco mas, ver si hay mucha gente y mirar un ratito a los patos. Ves una chica, de tu edad, con una bolsa de plástico alrededor de la cintura, también caminando. "Al menos no estoy sola", pensás, y empezás a trotar, despacito, tranquila, porque sabés que dejaste de correr hace mucho tiempo y los músculos podrían estar atrofiados.
Corrés dos minutos por reloj, y sentís que en cualquier momento vas a tener que parar a vomitar los pulmones, las piernas te tiemblan un poco y tenés la boca reseca. Entonces ahí, cuando estás a punto de rendirte porque "esto no es para mi", lo ves: un viejo de sesenta, impecable, pasa por al lado tuyo, corriendo con un ritmo maravilloso, sus piernas se mueven a la perfección, no está colorado, ni transpirado, ni parece estar desarmándose en mil pedazos como vos, que corriste esos dos minutos de mierda y necesitás un pulmotor. Lo mirás y le decís con los ojos: "Ah, viejo de mierda, conmigo no, eh. ¡CONMIGO NO!"
Encontraste un objetivo. Sabés que ese es el conejito que deberías perseguir si fueras un perro de carrera. Respirás, profundo, hacés una cuenta regresiva mental, y te echás un pique. Lo único que tenés que hacer en este momento en concentrarte, pasar al viejo de mierda, derrotarlo, pisarlo como a una cucaracha. Y, claro, lo pasás. Y apenas lo pasás lo mirás de reojo como diciéndole "tomá, viejo choto" y en tu cabecita empieza a sonar la música de "Carrozas de fuego", y escuchás los aplausos, y rompés la cinta imaginaria que te declara ganadora, y te ves batiendo un champagne y abriéndolo, empapando de felicidad a todos esos que te miran y te adoran. Y estás tan pelotudizada con tu peliculita, que no te percatás de lo que tenés delante. Estás ciega, no lo ves, no lo presentís, no nada. Lo único que te importa en este momento es tu triunfo, entonces seguís, y cuando mirás al piso, cuando tu pie derecho ya está en el aire, recién ahí, ves el barro. Y lo pisás. Y te resbalás. Y te caés de culo. La gente te mira, algunos se rien, uno se acerca y te pregunta si estás bien y vos le decís "Sí, obvio, estoy bárbara". Te levantás, tenés embarradas las piernas, tenés que escupir los pulmones, estás toda colorada, te picaron varios mosquitos. Y la gente sigue riendo. Entonces te alejás, muerta de la vergüenza, te escondés un poco, te sentás en un banco, y decís, en voz alta: "Impulsos de mierda y la re putísima madre que los parió. En mi vida voy a volver a hacerles caso".
Y después nada... te quedás un rato ahí, criticando mentalmente a los viejos que andan en tetas, a las chicas que se ponen una bolsa en la cintura, a los señores que usan calcita, a los que están colorados y necesitan una ambulancia urgente, inventás historias de amor entre los patos que mirás, le sonreís a un perro, y te parás, volvés a tu casa, en el camino pensás qué vas a cenar, y cuando llegás, abrís el blog, y te ponés a escribir.
15 comentarios:
Y acá estoy yo para leerte y me pongo a pensar “cuanta razón tiene esta piba, ayer podía ganar una maratón, que de hecho así fue, hoy el ultimo pantalón que me compre me queda apretado y me molesta el cinturón cuando me siento a usar la compu. Seguramente voy camino a ser el viejo al que le gana cualquiera corriendo y digo “Pueden pensar que soy un viejo, pero nunca podrán saber cuanta juventud tengo en mi espíritu”. En ese momento suena el teléfono y mi señora me dice… “Te falta mucho para venir a comer”, es cuando me doy cuenta que aunque esté viejo, gordo y feo, tengo alguien que me ama…
Saludos.
Mañana espero leerte.
y sí....el EL PASO DEL TIEMPO es la peor crueldad de esta vida...es inevitable y nos pasa factura a cada minuto...es una mierda, pero si no pasa es porque estamos muertos. ...quiza podriamos hacer algo para que no sea tan duro recibirlo...o aguantarnos!!! MUY BUENO AMIGA!!!
Me copó tanto que se lo lei a concubino en voz alta.
En el post pasado se te escapó poner tu nombre me parece
"mariana"
ya no sos más "M."
Hay cosas peores. Como estar comentando blogs en un alto que tuviste que hacer con la PlayStation porque te quedaste sin aire. De posta te lo cuento, es verídico.
@bruno: estás desactualizado. Ya se le escapó con nombre y apellido en una publicación de hace unas semanas!
bbsampler: por las dudas aflojale a los postres, mirá si la que te ama un día se te rebela!
GEF: aguantémonos! nada de hacer deporte! viva el paso del tiempo! vivan los ruidos en las rodillas!
pompina: gracias! y el concu que es deportista me tuvo lastima??
bruno: no, no se me escapó, no soy TAN pelotuda eh
mariano: sos un hijo de puta. la próxima que salga a correr te llamo y te venís
pablo: again, no se me escapó el nombre!!
besos!
Si bueno, es una manera de decir... para sentirnos grosos y decir "ah... mirá, a M. se le escapó el nombre!!" ;)
Tu "shortcito apolillado" me hizo acordar a las "zapatillas de correr" que me compré y usé para tales menesteres unas... no, UNA vez!
Por ahí el calor ayuda a entrar en movimiento, no? Una propiedad de la termodinámica?
Salute!
yo corro
primera carrera que corrí 10 km, hace dos años, dije: yo tengo que ir más rápido que aquel viejito de vincha
me sacó 5 cuadras
hace dos años que no lo puedo pasar
ojo con los viejitos entrenados, no son un buen parámetro (igual lo amo al viejo, es un capo, me alegra verlo en cada carrera que voy)
No paro de reírme...
Basta de romper las bolas con lo del nombre..es un ser humano y tiene nombre y apellido a pesar de que tiene un blog.... que es lo tan impresionante de que tenga nombre...y q lo diga...
ya fue chicos!
Jejejeje.... seguí tratando de humillar a los viejitos, dale!
"...inventás historias de amor entre los patos que mirás, le sonreís a un perro..."
Esa debe ser el MEJOR fragmento de oración que leí desde hace mucho tiempo.
Te aplaudo por haber al menos intentado ir a correr, yo ni eso, preferí comprar pastillas Fat Burner que solo sirvieron para saber que era tener nauseas y constantes ganas de orinar durante 15 días. No, en serío... http://mrjekyll.wordpress.com/2009/09/14/fat-burner-dia-2/
Saludos y vamos que falta poco para el verano!
Historias de amor entre los patos juaaa
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