Instantáneas de una noche de verano
La ansiedad mató al gato. El evento comenzaba a las once de la noche. Tipo ocho y media yo estaba toda maquillada, con un cinturón que me apretaba los pulmones y no me dejaba respiar, y practicaba alrededor de la habitación del hotel el mejor caminar con tacos y las sonrisas más auténticas. El señor que vive conmigo (y que me acompañó en el periplo) roncaba como una morsa. Cuando finalmente se levantó y se cambió, casi caigo desmayada: una vez mas se había puesto ojotas. Pero como esa era mi noche, lo único que me importaba era que el cabello no se me descontrolara.
La entrada triunfal. Once menos cinco estábamos en la puerta de La Normandina. Ahí recibí algunos mensajes de los bloggers amigos que decían que caerían tipo doce, doce y media. Evidentemente, no es muy cool llegar a los eventos a la hora pautada. El señor de la puerta tardó cinco minutos en encontrar mi nombre en la lista. Mientras tanto, yo imaginé que algún ser siniestro me había hecho una broma terrible en la que me hacía ir hasta ahí para no ponerme en la lista y que quedara en ridículo. Cuando estaba por ponerme a llorar, me encontró. Subí los mil escalones temblando. Sentí, por unos momentos, que realmente era una diva y que apenas pisara el salón principal, la música se apagaría, los reflectores me enfocarían, alguien me presentaría y todos morirían de amor por mi. En cambio, en el salón estaban el personal de maestranza instalando las luces, algunos modernos con poncho símil frazada y todas las promotoras.
La logia de las chicas en bolas. Por la tarde, mientras hacía el papel de vacacionante en la playa, me había contentado porque el 100% de las mujeres eran celulíticas. Incluso las flacas. Yo me sentía chocha con mis rollitos y mis pocitos. Pero por la noche, casi como vampiresas que buscan arruinarnos la vida, aparecieron todas estas mujeres perfectamente vestidas (o desvestidas, diría mi madre), maquilladas, bronceadas, peinadas y, por supuesto, carentes de pocitos y rollitos. Decidí ahogarme en el primer vaso de Sobe Rush, así que le pedí al señor que vive conmigo que me acompañara a buscar. Apenas llegó a la barra, el muy pancho se pidió un gin tonic. ¡Un gin tonic! ¿Entienden? La mina de la barra lo miró despectivamente (creo que hasta reparó en el detalle de las ojotas) y le dio una latita de energizante.
Marilyn Monroe. Cuando llegaron los bloguers amigos, yo estaba dispuesta a darles una excelente impresión (salvo a Conz, que ya me conoce y sabe que soy una gran mentira). De los nervios propuse salir a fumar un cigarrillo. Y cuando salimos al exterior, en ese micromundo marplatense donde reina el viento, se me subió el vestido hasta la nuca. En una mano tenía el cigarillo, y en la otra un vaso de SoBe Rush. La bombacha estaba deshilachada. Los blogers amigos se rieron tímidamente. Cuando logré reaccionar y bajarme el vestido, me volqué la bebida encima.
En el baño. La bebida es riquísima, y con tanto baile electrónico, me urgía ir al baño. Cuando llegué a la puerta, tenía veinticinco mujeres delante. Capitán Intriga, que es un primor de persona, se ofreció amablemente a acompañarme al baño de los muchachos. En el baño sucedieron dos acontecimientos que me traumarán de por vida:
• Mientras hacíamos la fila para entrar, percaté que un grupo de muchachitos estaba excitado. Eso no sería nada sorprendente, hasta que conmprendí el por qué de la excitación: en uno de los baños, tres chicas practicaban sexo lésbico mientras los muchachos las espiaban por debajo de la puerta.
• Cuando finalmente me tocó entrar al baño, calculé muy mal, y metí el vestido en el inodoro. No sé cómo pasó, pero pasó.
Bailes electrónicos. Para una Ramera, la música electrónica es incomprensible. Quiero decir, las Rameras entendemos de cumbia, y por ende no sabemos bailar ritmos modernos. Aun así, le puse una garra infinita y bailé como loca, hasta que llegó el grupo de la noche, los famosos Ratatat, y ahí se me terminaron las pilas. Yo no sé qué tendrán de grosos (de hecho algo deben tener porque la gente estaba contentísima), pero yo no los entendía. Uno de los muchachos emuló durante todo el recital a Kurt Cobain, acción que me hizo mear de la risa. Los bajos estaban tan a full que yo vibraba entera y por un momento pensé que me había agarrado un ataque de epilepsia.
El señor que vive conmigo, que estoicamente había soportado toda la noche mis reproches por el temita de las ojotas, me imploró que nos retiráramos. Así que me calcé las ojotas que había llevado en el bolso playero, y tranquilos, como si no hubiera pasado nada, como si le hubieran vuelvo a poner play a mi vida cotidiana, marchamos lento y tranquilos al hotel. Atrás dejamos el sexo grupal, los bloguers amigos, las chicas en bolas y mi deseo de ser una ignota diva.
En el camino, nos clavamos un par de choripanes.
La ansiedad mató al gato. El evento comenzaba a las once de la noche. Tipo ocho y media yo estaba toda maquillada, con un cinturón que me apretaba los pulmones y no me dejaba respiar, y practicaba alrededor de la habitación del hotel el mejor caminar con tacos y las sonrisas más auténticas. El señor que vive conmigo (y que me acompañó en el periplo) roncaba como una morsa. Cuando finalmente se levantó y se cambió, casi caigo desmayada: una vez mas se había puesto ojotas. Pero como esa era mi noche, lo único que me importaba era que el cabello no se me descontrolara.
La entrada triunfal. Once menos cinco estábamos en la puerta de La Normandina. Ahí recibí algunos mensajes de los bloggers amigos que decían que caerían tipo doce, doce y media. Evidentemente, no es muy cool llegar a los eventos a la hora pautada. El señor de la puerta tardó cinco minutos en encontrar mi nombre en la lista. Mientras tanto, yo imaginé que algún ser siniestro me había hecho una broma terrible en la que me hacía ir hasta ahí para no ponerme en la lista y que quedara en ridículo. Cuando estaba por ponerme a llorar, me encontró. Subí los mil escalones temblando. Sentí, por unos momentos, que realmente era una diva y que apenas pisara el salón principal, la música se apagaría, los reflectores me enfocarían, alguien me presentaría y todos morirían de amor por mi. En cambio, en el salón estaban el personal de maestranza instalando las luces, algunos modernos con poncho símil frazada y todas las promotoras.
La logia de las chicas en bolas. Por la tarde, mientras hacía el papel de vacacionante en la playa, me había contentado porque el 100% de las mujeres eran celulíticas. Incluso las flacas. Yo me sentía chocha con mis rollitos y mis pocitos. Pero por la noche, casi como vampiresas que buscan arruinarnos la vida, aparecieron todas estas mujeres perfectamente vestidas (o desvestidas, diría mi madre), maquilladas, bronceadas, peinadas y, por supuesto, carentes de pocitos y rollitos. Decidí ahogarme en el primer vaso de Sobe Rush, así que le pedí al señor que vive conmigo que me acompañara a buscar. Apenas llegó a la barra, el muy pancho se pidió un gin tonic. ¡Un gin tonic! ¿Entienden? La mina de la barra lo miró despectivamente (creo que hasta reparó en el detalle de las ojotas) y le dio una latita de energizante.
Marilyn Monroe. Cuando llegaron los bloguers amigos, yo estaba dispuesta a darles una excelente impresión (salvo a Conz, que ya me conoce y sabe que soy una gran mentira). De los nervios propuse salir a fumar un cigarrillo. Y cuando salimos al exterior, en ese micromundo marplatense donde reina el viento, se me subió el vestido hasta la nuca. En una mano tenía el cigarillo, y en la otra un vaso de SoBe Rush. La bombacha estaba deshilachada. Los blogers amigos se rieron tímidamente. Cuando logré reaccionar y bajarme el vestido, me volqué la bebida encima.
En el baño. La bebida es riquísima, y con tanto baile electrónico, me urgía ir al baño. Cuando llegué a la puerta, tenía veinticinco mujeres delante. Capitán Intriga, que es un primor de persona, se ofreció amablemente a acompañarme al baño de los muchachos. En el baño sucedieron dos acontecimientos que me traumarán de por vida:
• Mientras hacíamos la fila para entrar, percaté que un grupo de muchachitos estaba excitado. Eso no sería nada sorprendente, hasta que conmprendí el por qué de la excitación: en uno de los baños, tres chicas practicaban sexo lésbico mientras los muchachos las espiaban por debajo de la puerta.
• Cuando finalmente me tocó entrar al baño, calculé muy mal, y metí el vestido en el inodoro. No sé cómo pasó, pero pasó.
Bailes electrónicos. Para una Ramera, la música electrónica es incomprensible. Quiero decir, las Rameras entendemos de cumbia, y por ende no sabemos bailar ritmos modernos. Aun así, le puse una garra infinita y bailé como loca, hasta que llegó el grupo de la noche, los famosos Ratatat, y ahí se me terminaron las pilas. Yo no sé qué tendrán de grosos (de hecho algo deben tener porque la gente estaba contentísima), pero yo no los entendía. Uno de los muchachos emuló durante todo el recital a Kurt Cobain, acción que me hizo mear de la risa. Los bajos estaban tan a full que yo vibraba entera y por un momento pensé que me había agarrado un ataque de epilepsia.
El señor que vive conmigo, que estoicamente había soportado toda la noche mis reproches por el temita de las ojotas, me imploró que nos retiráramos. Así que me calcé las ojotas que había llevado en el bolso playero, y tranquilos, como si no hubiera pasado nada, como si le hubieran vuelvo a poner play a mi vida cotidiana, marchamos lento y tranquilos al hotel. Atrás dejamos el sexo grupal, los bloguers amigos, las chicas en bolas y mi deseo de ser una ignota diva.
En el camino, nos clavamos un par de choripanes.
19 comentarios:
¿Qué se pensaron? ¿Qué me había clavado un par de gin tonics disfrazada de Marilyn y había tenido sexo grupal?
Qué mal pensados!!
tengo que hacer esto. es que no me puedo contener.
es KURT cobain brrrruta. es el amor de mi vida, he ido incontables veces a su tumba, lo añoro en mis sueños, es el padre de mis hijos aun no nacidos. el el el y solo el.
bueno.
no.
pero re daba decirlo.
che, igual los chicos me dijeron que ni se dieron cuenta que se te levantó el vestido eh! vos tranquila.
Los bajos estaban tan a full que yo vibraba entera y por un momento pensé que me había agarrado un ataque de epilepsia. JAJAJAJA
Iba por la mesma corrección que Conz, y no se si para padre de mis hijos, pero es divinooo, (me encanta ser moderada en mis comentarios)=P
que pareja que le pone huevo, que findeeee, que zorras estas q con un jean o una calcita solucionan todo!!!
corregido chicas. soy bruta y me la banco pero no tanto. Igual, tenía la leve sospecha de que llevaba K en algún lado. Pero qué paja chequear!!
conz: creo q a los chicos les da verguenza decir que me vieron es bombacha impresentable
johi: qué odiosas esas mujeres!
Usted es una diva nata! sepalo! (peor la Alfano que no usa bombacha!!)
Pienso igual que vos. Aguante el chori!
Qué noche! Mágica.
Lo bueno es que, al final de la noche, volviste a ser la Ramera que todos queremos.
El nombre Ratatat es malísimo. Está bien que te rías de ellos.
Ah, me imaginé por donde venía lo de Marilyn. Suponía que no habías subido al escenario a cantarle el feliz cumpleaños a alguien.
el tema de la bombacha es terrible. Siempre pienso que me voy a desmayar en la calle el día que use mi peor underwear, el más querido pero también el más agujereado. Qué top lo suyo! Yo quiero una fiesta de ésas para mandarme una pavada tras otra!
Besos.
la puta, no pude poner el comment, bueno, t decia, q con mariano, vamos siempre por los panchos, mas q por los chori`s...
porque... si, okey, no me gustan,
toma, lo dije!!.
Topetitud total.
Yo no dejo el Gin Tonic por nada...
Che, dale, cortala, no te vas a hacer millonaria con los putos avisos de goolge, cortala que tus ventanitas me joden las pelotas...
Somos muy peronistas para el glamour
Tres chicas en el baño!!!
Pero que joda era esta???
Vos decís que si me apuro y salgo ahora llego a MDQ a ver lo del sexo lésbico o ya es demasiado tarde?
fue una buena noche...
escuchando 05 - Una Luna De Miel En La Mano\Virus - Locura (1985)
Andre: Muchas gracias!! Qué feito no usar bombacha...
Natalia: Aguante
Diego: para subirme a un escenario a cantar tengo q estar muy borracha!!
Laura: lo peor es que las viejitas y desvencijadas son siempre las mas comodas
johi: salí de acá, hereje! ¿como no te van a gustar los choris??
lucas: ¿vos decís que alguien está ganango dinero gracias a mi blog? Porque yo ni noticias de lo que me estas hablando!!
Dos: demasiado peronistas!
Agustín: una joda re top!!
fantasma: ya se te pasó el tren!! la próxima tal vez...
iluso: fue una noche muy rara!
besos
Estaba llegando al final, pero te juro que me adelanté mentalmente y los visualicé engullendo choripanes...
Broche de oro, claro.
Sí!!! Qué noche llena de luminarias la suya!!! Cuánta diversión de así así como de publicidad de Gancia, ponele .... (Con perdón de la bebida en cuestión)
Igual, la entiendo .... habiéndome criado a 4 cuadras de la barra brava del Porve ... yo puedo hacer de señorita in por un rato, pero al final el Porve sale, vió? Y eso es lo que hace que el choripan o bondiopan (si em dan a elegir) tire....
claudio: el mejor broche para una noche rarísima!
daria: un ratito me salió, pero no es fácil dejar de ser yo!!
besos!
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